Una estrella para la mente.
Salí y vagabundeando llegué a una antigua tienda de música del centro. Entré por curiosidad, me diría como explicación, pero no fue por eso, no pensaba nada en ese momento. Había demasiada luz detrás de mis ojos. Miré alrededor y la vi.
Compró una seis cuerdas en una tienda de segunda mano. No sabía cómo tocarla, pero estaba seguro. Se sentía bien con ella. No era necesario nada más. No sabía tocar, pero no era necesario. La guitarra hacía de él su instrumento. La promesa resonaba sin cesar por su cerebro. Era una promesa difícil de cumplir, pero ahí estaba.
Compró una seis cuerdas en una tienda de segunda mano. No sabía cómo tocarla, pero estaba seguro. Se sentía bien con ella. No era necesario nada más. No sabía tocar, pero no era necesario. La guitarra hacía de él su instrumento. La promesa resonaba sin cesar por su cerebro. Era una promesa difícil de cumplir, pero ahí estaba.
Salió de la tienda y rasgué las cuerdas a modo de prueba.
Ya estaba hecho.
El pacto había sido sellado.
Sin dinero, sin ser nada, sólo con la guitarra conseguimos esa misma noche una pequeña actuación en un antro de mala muerte del centro, una auténtica Caverna. Se situaron los tres tal y como habían dispuesto, nadie estaba muy seguro de qué iban a hacer. Ya estaba preparado uno de los parroquianos de bautizar al guitarrista al estilo naval. Estampado una botella. La Muerte ya estaba esperando para realizar el trabajo que por la eternidad le había sido encomendado. Nada podía evitarlo. Era ley de vida.
Aunque a veces las leyes son más bien pautas generales.
La Promesa comenzaba a tomar forma.
Genio...!
ResponderEliminarRay Bradbury: Zen en el arte de escribir
Muy recomendable !
http://es.scribd.com/doc/28937941/Bradbury-Ray-Zen-en-El-Arte-de-Escribir