En ese momento verás mis ojos
y me podrás llamar por mi nombre,
desde el abismo en donde la oscuridad
recoge los sueños y los arroja al aire
esperando que caigan al pozo de la mente,
viendo la vida pasar, viviendo la noche,
escapando del día, bailando hasta que se resquebraje la tierra,
anunciándole al mundo que estamos vivos,
que nuestros huesos arden con la llama de la vida
y gritan con la fuerza del mar
recordando que sólo los muertos no bailan,
y sólo los vivos se alzan contra el Universo;
en el éxtasis de la noche,
en la fragua de las almas
dónde nuestras vidas son forjadas,
asesinadas por el veneno de la vida
y recuperadas por el fuego de la noche.
En ese momento verás mis ojos,
verás la llama ardiente de la mente
junto al caótico mar del corazón y
la noche no tendrá fin,
veremos la noche acribillada por el día.
Mares y montañas,
andando por el camino de las sombras,
ramos de rosas colgados de tu ventana
trastabillando por el Universo
andando hacia el estasis del tu y el yo,
porque sólo los muertos no aman.
Dios mío. Acabo de enamorarme de tus letras.
ResponderEliminarNos encanta :)
Besos (muy grandes) desde nuestro NY